SAN FRUITOS DE BAGES
Breve historia
El lugar y la iglesia de Sant Fruitós de Bages están documentados desde antes de mediados del siglo X. La dedicación de la iglesia a Sant Fruitós deriva de la presencia de unas reliquias de este obispo y mártir tarraconense en esta población.
El municipio es el resultado de la agregación de diferentes parroquias -Olzinelles, Vall dels Horts, Sant Iscle, Sant Fruitós de Bages y Claret- que tenían en común su vecindad y su dependencia del monasterio de Sant Benet de Bages.
Desde hace más de un millar de años los santfruitosenses han cultivado la tierra, con especial énfasis en el cereal de secano, la viña, el regadío, el olivo y el cáñamo, buscando sobre todo el autoabastecimiento y el pequeño comercio local . Tampoco era raro la tenencia de animales domésticos, ya fueran utilizados en los trabajos en el campo o para el consumo propio. Estas costumbres agrícolas han ido variando a lo largo de los siglos en función de sus necesidades productivas. Así, es importante mencionar el crecimiento vinícola que se produjo en el siglo XVIII, como consecuencia de la demanda de este producto por parte de otras regiones que no producían, y, sobre todo, la exportación del vino destilado como aguardiente hacia las Américas. El testimonio que nos ha quedado de este pasado vinícola puede admirarse en su paisaje: barracas de vid, paredes de piedra seca, tinas o fregaderos de piedra, entre otros.
A pesar de que, a finales del siglo XIX, la producción vinícola se vio afectada por la filoxera, en la actualidad existen unas bodegas en el municipio que continúan con esta actividad artesanal: el Mas de Sant Iscle. Desde hace algunos años el Mas de Sant Iscle elabora vinos y cavas con Denominación de Origen Pla de Bages. La larga tradición familiar y las amplias extensiones de terrenos dedicadas al cultivo del viñedo avalan su producción. Entre los productos elaborados cuidadosamente destaca el Picapoll, como variedad autóctona. También en esta masía celebran anualmente un desayuno típico de la vendimia que consiste en pan tostado, arenques, uvas y vino novato.
La actividad propiamente industrial aparece a finales del siglo XIX con la implantación de las primeras fábricas textiles: la de Sant Benet y más tarde la del Pont. Desde entonces, el término municipal ha visto crecer de forma continua la superficie útil de suelo industrial, con la creación de diversos polígonos y zonas industriales.
El destacado crecimiento de la actividad económica del municipio y de la comarca en general ha sido decisivo para su desarrollo demográfico, ya que se ha triplicado su población en los últimos 50 años, pasando de los 1.674 habitantes de 1940, a los 5.307 habitantes de 1997 y los 8.000 actuales.
La población se reparte en cinco núcleos principales: Sant Fruitós de Bages, La Rosaleda, Torrroella de Baix y las urbanizaciones de Les Brucardes y Pineda de Bages. En la actualidad consolida su expansión demográfica con la llegada de jóvenes familias que se instalan en el pueblo gracias a la construcción de pisos y viviendas unifamiliares.
El pueblo de Sant Fruitós dispone hoy en día de equipamientos de todo tipo: centro de salud, residencia y centro de día para personas mayores, pabellón de deportes, campo municipal de fútbol, biblioteca pública, casal cultural son algunos de los principales equipamientos sociales. En el campo de la educación, en Sant Fruitós de Bages hay una guardería, dos escuelas públicas de primaria, una escuela privada concertada de primaria y secundaria, y también un instituto público de secundaria.
Su situación estratégica le ha convertido en un auténtico nudo de comunicaciones. En el término municipal confluyen la autopista proveniente de Barcelona, el eje del Llobregat en dirección a la Cerdanya y el eje Transversal que une Girona y las comarcas de poniente. Esta ubicación supone que Sant Fruitós de Bages se encuentra en una situación equidistante de las principales poblaciones y ciudades de Cataluña y, además, con accesos directos a las grandes vías de comunicación por carretera.